lunes, 4 de julio de 2016

Vivimos en un mundo de mentes esclavas


















Muchos dicen que la era de la esclavitud ha quedado atrás, pero la realidad es que todavía vivimos en un mundo en donde somos esclavos, esclavos de la violencia, el maltrato, el desempleo, la desigualdad, los pensamientos, los sentimientos y hasta las emociones.

La esclavitud se remonta a la edad antigua, en donde se aprovechaba como mano de obra a los cautivos en las guerras, se los compraba, vendía y sacrificaba, como si fueran objetos. Muchos pensamos que este es un acontecimiento que hace parte de la historia, sin embargo, la realidad es que la esclavitud sigue presente hoy en día y sin saberlo, de una u otra manera, todos alguna vez hemos sido esclavos.

Actualmente se habla de esclavitud moderna, en esta nueva esclavitud los millones de millones de mujeres, hombres, niños y niñas de todo el mundo, son  obligados a trabajar mediante amenazas psicológicas o físicas, sin derecho a un trabajo justo y bien remunerado, por el contrario deben laborar por salarios mínimos, son vistos como propiedad, como una mercancía y además deben vivir a merced de sus empleadores.



Las grandes elites, además de utilizar la esclavitud y la violencia como una estrategia para doblegar y dominar a los más desfavorecidos, se han aliado con los dueños de los medios de comunicación para moldear, manipular y controlar de forma global y con técnicas minuciosas las mentes de las personas, para convertirlas en mentes dóciles y sumisas y para que vean, sientan y crean una falsa realidad, ¡una realidad maquillada y comprada!.

El gobierno utiliza las mentiras y el engaño, para que sus habitantes crean que ellos están trabajando por el bien de la sociedad y no por un bien propio, estos grupos maquillan las noticias por ejemplo en el caso de la masacre de las bananeras, el cual fue un episodio ocurrido en la población Colombiana en Ciénega en el año de 1928, los trabajadores de la United Fruit Company entraron en huelga para lograr un alza de salarios y para que esa compañía aplicara las leyes colombianas, pero las fuerzas armadas colombianas abrieron fuego contra los manifestantes, ocasionando la masacre y tirándolos al mar, pero sobre este suceso no hubo ninguna pena militar, ni política, por eso debemos despertar de una realidad que no es la nuestra, sino la que nos quieren hacer ver y creer.

Tal es el caso que los gobernantes han promulgado leyes y decretos, que solo están plasmados en un papel, en el libo La formación de la mentalidad sumisa” escrito por Vicente Romano se hace alusión a este hecho, el autor menciona que la constitución Española, no es aplicada como tal, sin embargo los ciudadanos no hacen nada para hacer valer la ley, este no es un caso ajeno a Colombia pues en este país, dejamos que los demás decidan por nosotros, cuando vendemos nuestro voto por un plato de comida, por unos cuantos bultos de cemento o por dinero, esta misma mentalidad sumisa es la que nos hace admitir que sigan existiendo monarquías.
Por otra parte los dueños de la televisión, la radio y los periódicos, también nos han hecho creer en falsas realidades, nos presentan la violencia como un tema habitual, de interés y orgullo, nos han hecho creer que debemos estar a la vanguardia y por eso debemos comprar y comprar: cremas, maquillaje, ropa, accesorios, aparatos tecnológicos, pues como lo menciona Vicente Romano “Quien tiene los medios, tiene también la palabra”[1] Por eso vivimos en una era en donde el materialismo y el consumismo, se ha implantado como una forma de vida, en donde prima el individualismo en vez del trabajo de grupo, en donde se impone el concepto egoísta con el fin de alcanzar el éxito a toda costa, en vez de la cooperación colectiva.
En este ir y venir, la gente vive en un mundo de terror, muerte, odio, e incertidumbre, por eso los poderosos han buscado otra manera de hacer olvidar por momentos cortos la realidad y han encontrado en el pensamiento mágico, una nueva forma para dominar las mentes de la personas, pues a través de telenovelas, que muestran una perspectiva básica melodramática, una historia de amor a lo largo de varios capítulos y que casi siempre tiene un final feliz, nos han hecho creer que la vida es como una novela en donde podemos flotar una lámpara y pedir un deseo, sin embargo la vida no es como no la presentan, esta se la debe construir, se la debe vivir. Por eso debemos dejar de ser personas con mentalidades sumisas, las cuales aceptan cualquier situación que se presenta, sin analizarla, debemos asumir una actitud crítica frente a los problemas sociales, económicos, políticos y militares que nos presentan. Por eso este tipo de historias no dan espacio para analizar, ni mucho menos para que generemos una opinión propia. Con ello no quiero decir que debemos dejar de soñar, porque cuando soñamos nos trazamos metas, objetivos y propósitos, sino que debemos saber diferenciar entre lo mágico de las historias y la vida real en la que vivimos.
Lo cierto es que en la vida cotidiana somos utilizados y engañados por la clase dominante, pero eso no quiere decir que no tengamos sentimientos, que no nos conmovamos ni nos indignemos frente a las cosas que ocurren a nuestro alrededor, pero muchas veces la información que se nos presenta es olvidada al cabo de unas horas, porque no comprendemos lo que está pasando, porque no tiene significado o porque pensamos que eso no hace parte de nuestras vidas. Según Vicente Romano “la comunicación estandarizada borra la distancia critica del consumidor con su entorno, obstaculiza la reflexión necesaria para su conocimiento y dominio. De ahí que refuerce el poder de los pocos al ocultar las contradicciones y conflictos, al suprimir la diferencia entre imaginación y percepción…”.

Pongamos el caso de la niña africana y el buitre. En donde Kevin Carter, fotógrafo excepcional, sacaba fotografías de hechos trágicos en los momentos del suceso y deseaba ganarse el premio máximo mundial de fotografía, el “Pulitzer”. Este fotógrafo sacó fotografías a un buitre acechando a una niña pequeña moribunda de hambre en África en el año de 1994, él aspiraba que el buitre abriera sus alas para conseguir una fotografía con una imagen fuerte, después de veinte minutos, el hombre, no logro lo esperado y se fue rendido. La mejor fotografía fue publicada en la portada de “The New York Times” y acabó ganando el premio tan anhelado el “Pulitzer”. Esta es una historia despiadada en donde predomino el bien propio por el de los demás y en donde lo que era importante era ganar un premio. En esta historia la niña era el problema de hambre, pobreza y desigualdad, el buitre representaba el capitalismo y Carter era la indiferencia del resto de la sociedad, él se había acostumbrado a vivir en una época de guerra y cumplía con su trabajo de manera inconsciente, porque nunca se detuvo a reflexionar sobre lo que estaba pasando.

Este país está lleno de gente sumisa, como Kevin Carter, los cuales creen en todo tipo de  informaciones oficiales y además se hartan de repetir y repetir los mismos argumentos y no acuden a otras fuentes para contrastar las mentiras que a diario nos venden los medios. Por eso debemos estar atentos y mantener los ojos siempre abiertos para que no nos invadan con informaciones, imágenes y titulares basados en mentiras y engaños que lo único que buscan es crear mentes sumisas, porque una mentira dicha muchas veces, se convierte de cierto modo en una verdad.

Por eso debemos ser como el padre rico, que menciona Robert Kiyosaki y no quedarnos estancados pensando que debemos trabajar para otros, sino que debemos tener el coraje y el deseo suficiente para afrontar nuestros miedos. Debemos cambiar nuestra mentalidad, nuestra manera de ver el mundo de una sumisa a una crítica.

Ensayo elaborado por Jennifer Adriana Valencia Muñoz.



[1] La formación de la mentalidad sumisa. Vicente Romano. Pág. 133

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