Muchos dicen que la era de la esclavitud ha quedado atrás, pero la realidad es que todavía vivimos en un mundo en donde somos esclavos, esclavos de la violencia, el maltrato, el desempleo, la desigualdad, los pensamientos, los sentimientos y hasta las emociones.
La
esclavitud se remonta a la edad antigua, en donde se aprovechaba como mano de
obra a los cautivos en las guerras, se los compraba, vendía y sacrificaba, como
si fueran objetos. Muchos pensamos que este es un acontecimiento que hace parte
de la historia, sin embargo, la realidad es que la esclavitud sigue presente
hoy en día y sin saberlo, de una u otra manera, todos alguna vez hemos sido esclavos.
Actualmente se habla de esclavitud moderna, en esta nueva esclavitud los millones de millones de mujeres, hombres, niños y niñas de todo el mundo, son obligados a trabajar mediante amenazas psicológicas o físicas, sin derecho a un trabajo justo y bien remunerado, por el contrario deben laborar por salarios mínimos, son vistos como propiedad, como una mercancía y además deben vivir a merced de sus empleadores.
Actualmente se habla de esclavitud moderna, en esta nueva esclavitud los millones de millones de mujeres, hombres, niños y niñas de todo el mundo, son obligados a trabajar mediante amenazas psicológicas o físicas, sin derecho a un trabajo justo y bien remunerado, por el contrario deben laborar por salarios mínimos, son vistos como propiedad, como una mercancía y además deben vivir a merced de sus empleadores.
Las
grandes elites, además de utilizar la esclavitud y la violencia como una
estrategia para doblegar y dominar a los más desfavorecidos, se han aliado con
los dueños de los medios de comunicación para moldear, manipular y controlar de
forma global y con técnicas minuciosas las mentes de las personas, para convertirlas
en mentes dóciles y sumisas y para que vean, sientan y crean una falsa realidad,
¡una realidad maquillada y comprada!.
El
gobierno utiliza las mentiras y el engaño, para que sus habitantes crean que
ellos están trabajando por el bien de la sociedad y no por un bien propio,
estos grupos maquillan las noticias por ejemplo en el caso de la masacre de las
bananeras, el cual fue un episodio ocurrido en la población Colombiana en
Ciénega en el año de 1928, los trabajadores de la United Fruit Company entraron
en huelga para lograr un alza de salarios y para que esa compañía aplicara las
leyes colombianas, pero las fuerzas armadas colombianas abrieron fuego contra los
manifestantes, ocasionando la masacre y tirándolos al mar, pero sobre este
suceso no hubo ninguna pena militar, ni política, por eso debemos despertar de
una realidad que no es la nuestra, sino la que nos quieren hacer ver y creer.
Tal
es el caso que los gobernantes han promulgado leyes y decretos, que solo están
plasmados en un papel, en el libo La formación de la mentalidad sumisa” escrito
por Vicente Romano se hace alusión a este hecho, el autor menciona que la
constitución Española, no es aplicada como tal, sin embargo los ciudadanos no
hacen nada para hacer valer la ley, este no es un caso ajeno a Colombia pues en
este país, dejamos que los demás decidan por nosotros, cuando vendemos nuestro
voto por un plato de comida, por unos cuantos bultos de cemento o por dinero, esta
misma mentalidad sumisa es la que nos hace admitir que sigan existiendo
monarquías.
Por
otra parte los dueños de la televisión, la radio y los periódicos, también nos
han hecho creer en falsas realidades, nos presentan la violencia como un tema
habitual, de interés y orgullo, nos han hecho creer que debemos estar a la
vanguardia y por eso debemos comprar y comprar: cremas, maquillaje, ropa,
accesorios, aparatos tecnológicos, pues como lo menciona Vicente Romano “Quien tiene
los medios, tiene también la palabra”[1]
Por eso vivimos en una era en donde el materialismo y el consumismo, se ha
implantado como una forma de vida, en donde prima el individualismo en vez del
trabajo de grupo, en donde se impone el concepto egoísta con el fin de alcanzar
el éxito a toda costa, en vez de la cooperación colectiva.
En
este ir y venir, la gente vive en un mundo de terror, muerte, odio, e
incertidumbre, por eso los poderosos han buscado otra manera de hacer olvidar
por momentos cortos la realidad y han encontrado en el pensamiento mágico, una
nueva forma para dominar las mentes de la personas, pues a través de telenovelas,
que muestran una perspectiva básica melodramática, una historia de amor a lo
largo de varios capítulos y que casi siempre tiene un final feliz, nos han
hecho creer que la vida es como una novela en donde podemos flotar una lámpara
y pedir un deseo, sin embargo la vida no es como no la presentan, esta se la debe
construir, se la debe vivir. Por eso debemos dejar de ser personas con
mentalidades sumisas, las cuales aceptan cualquier situación que se presenta,
sin analizarla, debemos asumir una actitud crítica frente a los problemas sociales,
económicos, políticos y militares que nos presentan. Por eso este tipo de
historias no dan espacio para analizar, ni mucho menos para que generemos una
opinión propia. Con ello no quiero decir que debemos dejar de soñar, porque
cuando soñamos nos trazamos metas, objetivos y propósitos, sino que debemos
saber diferenciar entre lo mágico de las historias y la vida real en la que vivimos.
Lo
cierto es que en la vida cotidiana somos utilizados y engañados por la clase
dominante, pero eso no quiere decir que no tengamos sentimientos, que no nos
conmovamos ni nos indignemos frente a las cosas que ocurren a nuestro alrededor,
pero muchas veces la información que se nos presenta es olvidada al cabo de
unas horas, porque no comprendemos lo que está pasando, porque no tiene
significado o porque pensamos que eso no hace parte de nuestras vidas. Según Vicente
Romano “la comunicación estandarizada borra la distancia critica del consumidor
con su entorno, obstaculiza la reflexión necesaria para su conocimiento y
dominio. De ahí que refuerce el poder de los pocos al ocultar las
contradicciones y conflictos, al suprimir la diferencia entre imaginación y
percepción…”.
Pongamos el caso de la niña africana y el buitre. En donde Kevin Carter, fotógrafo excepcional, sacaba fotografías de hechos trágicos en los momentos del suceso y deseaba ganarse el premio máximo mundial de fotografía, el “Pulitzer”. Este fotógrafo sacó fotografías a un buitre acechando a una niña pequeña moribunda de hambre en África en el año de 1994, él aspiraba que el buitre abriera sus alas para conseguir una fotografía con una imagen fuerte, después de veinte minutos, el hombre, no logro lo esperado y se fue rendido. La mejor fotografía fue publicada en la portada de “The New York Times” y acabó ganando el premio tan anhelado el “Pulitzer”. Esta es una historia despiadada en donde predomino el bien propio por el de los demás y en donde lo que era importante era ganar un premio. En esta historia la niña era el problema de hambre, pobreza y desigualdad, el buitre representaba el capitalismo y Carter era la indiferencia del resto de la sociedad, él se había acostumbrado a vivir en una época de guerra y cumplía con su trabajo de manera inconsciente, porque nunca se detuvo a reflexionar sobre lo que estaba pasando.
Este país está lleno de gente sumisa, como Kevin Carter, los cuales creen en todo tipo de informaciones oficiales y además se hartan de repetir y repetir los mismos argumentos y no acuden a otras fuentes para contrastar las mentiras que a diario nos venden los medios. Por eso debemos estar atentos y mantener los ojos siempre abiertos para que no nos invadan con informaciones, imágenes y titulares basados en mentiras y engaños que lo único que buscan es crear mentes sumisas, porque una mentira dicha muchas veces, se convierte de cierto modo en una verdad.
Pongamos el caso de la niña africana y el buitre. En donde Kevin Carter, fotógrafo excepcional, sacaba fotografías de hechos trágicos en los momentos del suceso y deseaba ganarse el premio máximo mundial de fotografía, el “Pulitzer”. Este fotógrafo sacó fotografías a un buitre acechando a una niña pequeña moribunda de hambre en África en el año de 1994, él aspiraba que el buitre abriera sus alas para conseguir una fotografía con una imagen fuerte, después de veinte minutos, el hombre, no logro lo esperado y se fue rendido. La mejor fotografía fue publicada en la portada de “The New York Times” y acabó ganando el premio tan anhelado el “Pulitzer”. Esta es una historia despiadada en donde predomino el bien propio por el de los demás y en donde lo que era importante era ganar un premio. En esta historia la niña era el problema de hambre, pobreza y desigualdad, el buitre representaba el capitalismo y Carter era la indiferencia del resto de la sociedad, él se había acostumbrado a vivir en una época de guerra y cumplía con su trabajo de manera inconsciente, porque nunca se detuvo a reflexionar sobre lo que estaba pasando.
Este país está lleno de gente sumisa, como Kevin Carter, los cuales creen en todo tipo de informaciones oficiales y además se hartan de repetir y repetir los mismos argumentos y no acuden a otras fuentes para contrastar las mentiras que a diario nos venden los medios. Por eso debemos estar atentos y mantener los ojos siempre abiertos para que no nos invadan con informaciones, imágenes y titulares basados en mentiras y engaños que lo único que buscan es crear mentes sumisas, porque una mentira dicha muchas veces, se convierte de cierto modo en una verdad.
Por
eso debemos ser como el padre rico, que menciona Robert Kiyosaki y no quedarnos
estancados pensando que debemos trabajar para otros, sino que debemos tener el
coraje y el deseo suficiente para afrontar nuestros miedos. Debemos cambiar
nuestra mentalidad, nuestra manera de ver el mundo de una sumisa a una crítica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario